jueves, 16 de junio de 2011

El ermitaño.

Excepcionalmente encontramos noticias de personas que se apartan de la sociedad convencional para vivir su propia existencia. Buscan la soledad. No los comprendemos. Los vemos antisociales y algo raros. Sin embargo en otras culturas y zonas del planeta se comprenden mejor. En la nuestra se podrían considerar un poco ermitaños a algunas personas que logran aislarse un poco del mundo que les rodea en chalés con vallas de cipreses, inmersos en su mundo personal, con la familia y poco más. ¿Por qué las circunstancias nos llevan a esa situación?

Es sencillo, porque después de mil batallas morales perdidas intentando lo justo, y teniendo en cuenta todos los valores aprendidos desde la juventud (honestidad, legalidad, ayuda a los de más, respeto al prójimo y a la naturaleza, etc.), todo se desmorona viendo la situación actual y cómo se comportan los que mandan (líderes políticos, etc.), que fomentan la mentira y el enchufismo. Y son los que tendrían que dar ejemplo de esos valores en desuso que se les olvidó o jamás los tuvieron. La prueba la tenemos en la juventud que han organizado una manifestación de forma pacífica en contra de la situación en que se encuentran y claramente señalan a los culpables, los políticos y los banqueros, que a lo mejor son los mismos, porque estos chupópteros no se sueltan de la teta ni con agua caliente y como no quieren soltar la teta, utilizan la represión a palos, eso que tanto han criticado ellos a Franco por ejemplo.

Y ¿qué podemos hacer las personas normales?... intentar conseguir que nuestros hijos tengan más recursos económicos e intelectuales para que se puedan defender y vivir en libertad.

Recuerdo que cuando yo era joven mis padres nos sacaron adelante a toda la familia, con animales que criaban en la propia casa como conejos, gallinas cerdos, etc. Era un recurso de supervivencia ancestral, hoy en la actualidad no te lo permiten, todo está pensado para que pagues impuestos y todo se compre en el supermercado.

Cada vez que nos hablan de progreso de un pueblo habría que pensarlo muy bien y cómo queremos que sea ese progreso. Ha de ser sostenible, pero de verdad, el progreso casi siempre va dirigido a un control de la sociedad para que no se desparrame, con fábricas que producen contaminación, y con una disciplina férrea y unos sueldos míseros. Todos los días vemos y olemos la contaminación que producen estas fábricas pero casi nadie se atreve a denunciar aunque apeste toda la ciudad. ¡No queda otra que aislarse de la basura!

Considerando que somos animales sociales necesitamos el contacto con otros seres que crean y sientan como nosotros mismos.

Hacerse ermitaño es como una retirada a tiempo. Poder respirar aire puro ¡todo un lujo! ¡De momento no han sacado un impuesto por respirar o beber agua de la lluvia

Sustituir la televisión por los libros y el trabajo por tiempo libre y utilizarlo para la observación de la naturaleza, te proporcionará multitud de conocimientos para sobrevivir, y verás como poco a poco las malas costumbres adquiridas en la ciudad desaparecen. ¿Pura utopía?

Manuel Fernández Infantes Sánchez Bermejo.

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